domingo, 29 de julio de 2012

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Desde que habían llegado a Hallstown, Sam estaba mucho más animado. Disfrutaba de aquel pequeño pueblecillo, y por consiguiente hacía disfrutar a Kathy.


- Alguna vez has pensado como te sentirías si un ángel te sonriera?
- Alguna vez le has sonreído a un espejo?
- Siempre tienes respuestas para todo… pero sabes que no me gustan los espejos
- Eso es porque nunca le has sonreído a ninguno

Ambos iban caminando por la plaza principal dirección a las afueras, a su nueva e improvisada residencia. Sam había vendido el Audi, en parte porque necesitaba el dinero, y en parte porque le traía malos recuerdos. Aun así, Kathy le había tenido que insistir mucho. Con el dinero pagaron la parcela y la hospitalidad que le había prestado Chris, el amigo de Warren, y dueño de un pequeño camping a las afueras de Hallstown, también se una bonita furgoneta de segunda mano. Dormían en ella y en ocasiones la utilizaban para ir a visitar los alrededores del pueblo. Tanto a Sam como a Kathy les encantaba vivir allí, la gente era agradable, tenían una playa y varias calitas a 10 minutos andando y la cuota no era cara. Se sentían cómodos, aquella era su vida.

- Ves? A eso mismo me refiero, lo contestas todo. Pero dices cosas bonitas, me gusta – Kathy sonrío tímidamente y luego miró a Sam, lo veía feliz, y eso la hacía feliz a ella.